Una vez se haya separado el caparazón del resto del cuerpo, se retira todo aquello que no sea comestible, como son los filamentos que les sirven para respirar y las telillas que hay dentro y alrededor del propio caparazón, se limpia bien por dentro en el grifo y se reserva.
A continuación, se procede con esmero a retirar a un plato, tanto el coral como las huevas si las hubiera en caso de que la pieza sea una hembra. También se añadirán aquellos trocitos de carne que se hayan desprendido del despiece del propio Buey ó Centollo.
Seguidamente, desmenuzaremos con los dedos toda esta mezcla de carne, retirando aquellos restos de cáscara que sepudieran encontrar, a continuación, se aplasta todo hasta lograr una mezcla homogénea.
Una vez hecho esto, en un bol se vierte la mezcla y se añade un huevo cocido muy picado y sin dejar de revolver, se va añadiendo poco a poco vino blanco, probando el punto de sabor. No es conveniente que nos excedamos con el vino, ya que sino se matará el sabor a marisco.
Una vez finalizado todo esto, sólo queda rellenar el caparazón con la mezcla obtenida, pudiéndose decorar con un poco de perejil fresco muy picado.