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… y nuestro Robin Hood ?

¿ … y nuestro Robin Hood ?

El enésimo récord de la tasa de incidencia acumulada que cosecha la pandemia
durante estas fechas vuelve a recluir en el más terrible y absoluto de los ostracismos
a todo el deporte base. Quizás habría que matizar también esta afirmación, ya que nos
encontramos en una época en la que a no todos los colectivos les afectan por igual las
restricciones marcadas por los gobernantes, pero esto lo analizaremos más adelante en profundidad.

Las cifras vuelven a indicar números rojos y los protocolos toman la iniciativa para
crujir de nuevo cualquier tipo de actividad regida por los diferentes clubes y
agrupaciones deportivas. Comentábamos antes que puntualizaríamos algunos detalles.
Y esto se explica porque no se entiende que el deporte sea vetado para los menores de edad
y se mantenga en activo para el deporte profesional u otras actividades deportivas
disfrazadas por nomenclatura variopinta. Parece que hoy en día existe un deporte exclusivo
para los ricos, quienes pueden practicarlo en determinados entornos junto a los ya conocidos
del profesionalismo y encima por el que los deportistas cobran y, por otro lado,
tenemos otro deporte perteneciente a los pobres donde no se permite la práctica
(ni siquiera pagando por ello a través de humildes cuotas). Este hecho no hace más que
refrendar que tan solo practican deporte como tal un porcentaje muy reducido (profesionales,
la élite de la sociedad en definitiva) de personas respecto a la totalidad de licencias
deportivas que existen en el conjunto de la Comunidad Autónoma de Euskadi. Y si no,
hagan cuentas… No se le podría denominar a esto #bullying acaso?

Euskadi vuelve a equivocarse con la toma de decisiones respecto al deporte base.
Y se equivoca porque ni siquiera atiende a ESCUCHAR a las personas que se encuentran
en el día a día en esta materia. Gente que conoce muy bien los pros y contras con
los que se han encontrado durante estos meses y que mediante escritos, aportación
de datos objetivos y propuestas para reactivar la actividad deportiva ha querido
AYUDAR y ECONTRAR SOLUCIONES en estos tiempos tan difíciles que corren. El deporte está
para colaborar. Siempre lo ha estado. Volver a repetir que los datos en cuanto a
contagios se refieren en la práctica deportiva han sido insignificantes ya resulta cansino.
Se equivocan quienes no le dan la importancia debida a este irrefutable hecho y las pruebas
de ello, en caso de no modificar las actuales políticas restrictivas, será el futuro a corto
y medio plazo con el abandono progresivo de la práctica deportiva por parte de los jóvenes.
El sedentarismo ya está invadiendo al futuro del planeta. Euskadi se equivoca. Y la clase
política no quiere hacer nada para evitar este problema que ya se encuentra a la vuelta de
la esquina. Se empeñan en prohibir, vetar, castigar, restringir … en lugar de idear, dialogar,
conocer y gestionar. No hay nada más triste que la impotencia de saber a ciencia cierta que
estas medidas no ayudan en nada en la GESTIÓN DEL PROBLEMA.
(“Crea vientos y recogerás tempestades”).

Ahora bien, tras más de 10 meses de problema se echa en falta un héroe o heroína que ayude
a los más desamparados de toda esta historia. Los menores no pueden defenderse. A buen
seguro agradecerían a alguien que se enfundara la capa de súper poderes para echar un cable
en esta historia. En la manifestación del 9 de Enero organizada en Donostia fue Lara González,
capitana del IDK de basket, quien estuvo presente y leyó un comunicado de fantástica manera
en aras de la recuperación del deporte de base. Pero se echan en falta más nombres famosos
en esta ecuación. ¿Dónde están los deportistas de los grandes transatlánticos vascos?
En un momento donde la situación deportiva es crítica no hay nadie que sintonice con este
problema que se multiplicará con el tiempo si es que nadie hace nada para remediarlo. Los
idolatrados deportistas de élite no pueden darle la espalda a este problema. Les toca apechugar
en estos momentos. Los jóvenes que se entregan por ellos y que idolatran hasta límites
insospechados se encuentran al borde del abismo. Sabemos que los ricos no van a hacer nada
porque no quieren salir de su cortijo. Ahora bien, es el momento que alguien se moje
para darle aire a los pobres.

¿Un Robin Hood?. Quizás, quién lo sabe…

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